Parquie debajo de unas escaleras del puente que cruza por encima de san Juan que conecta barrio triste con el parque de los pies descalzos, donde un mes atrás había cometido un atentado contra la liga de la justicia, un señor lustrabotas me advierte que en ese lugar no esta permitido el parqueo de vehículos, pero al ver otras motos de civil y sumándole el afán que llevaba, no le preste mucha atención.
Ya a un paso mas lento y manejando mi tiempo regreso por la moto, pero a lo lejos veo un par de policías mal encarados, uno alto con facciones costeñas, con gafas de lentes transición, el otro bajito con pinta de rolo desabrido, acelero el paso pero éste ultimo policía me aborda “papeles!”, llevan el numero 30-1442 en el pecho, la alegría me invade pues hace rato quería verle la cara al par de victimas de mi inofensivo atentado, pero caigo en cuenta que mi seguro obligatorio esta vencido hace 13 días y mi alegria se convierte en preocupación, aun así entrego mis papeles al el señor defensor del orden publico, hace un gesto de desagrado y le señala al compañero la fecha de vencimiento del documento, a lo que él hace uso de su radio “shurrr, shurr, tiene cerca de un azul por ahí? Shurr”
Entro en pánico, pero también en piloto automático de mi amabilidad y lastimaría “señores que yo estaba de afán, mire que estoy trabajando, el seguro se venció hace solo 15 días y con esta quincena; que es en dos días pienso cómpralo, venga colabóreme, yo se que tengo la culpa pero no se va a volver a repetir” insisto repetidas veces con mi discurso, “esta zona esta prohibida para parquear y fuera de eso tenes el seguro vencido, nosotros le mandamos a decir con un lustrabotas y usted se puso de asao a ignorarlo, “shurrr, shurr, erre erre solicito la presencia del transito para que se levanten una moto shurr” dice el moderno policía de gafas transición.
Me siento en un murito a joderme el pelo y ah pensar en la cantidad de plata que me va tocar sacar para salir de este problema, en las filas, ir a los patios, encontrar media moto; olvido mi posición derrotista y mejor me pongo a poner cara de embale y continuo con la lastimaría, para mi sorpresa el señor agente dice “acompáñeme” lo sigo hasta llegar a un mini cai del cual no tenia conocimiento “esta vez lo voy a dejar ir, páseme la billetera”, hago caso con la mayor muestra de sumisión “usted sabe que si se pone a peliar con la policía tiene todas las de perder, somos mas de doscientos mil policías en Medellín”, asiento con la cabeza en total silencio, mientras tanto el rolito revisa mi billetera “estos papeles están pasados a marihuana, usted fuma?”, se me suben las pelotas a ala garganta, “si”, el que me estaba dando cátedra sobre el poderío policial interrumpe en seco “tiene ahí?”, dudo y digo que no “haber una requisa y pásele la maleta a el” me levanto de mi asiento y pongo el casco en el piso, con el chaleco en el interior
Después de una requisada exhaustiva el ilustre señor catedrático desprende un papelito de una libreta y saca un lapicero con el logo de la policía nacional del bolsillo de su camisa; comienza a preguntarme mis datos y los de mi familia a lo cual respondo con un sinfín de mentiras mientras me las grabo por si piden rectificación mas adelante.
El pequines de la sabana Bogotana, riega todo el contenido de la maleta encima de una mesa “vea ahí tiene plata” un billete de diez mil pesos remojado y muy doblado “uy yo pensé que se me habían perdido, gracias” y los agarro, “haber sáquese todo lo que tenga en los bolsillos”, saco papelitos arrugados con notas, unas llaves sin llavero, 5 mil pesos, unas frunas verdes, y una candela roja, “recoja eso”, por ultimo se dirige al casco; me jodi, pensé, esculca y efectivamente encuentra mis preciadas hierbas ilegales (2 bolsas, una de ellas con una pata) “no, no, no pa acabar de ajustar, tenes droga” dice el fisgon, yo sigo con mi actitud impávida, “es que una es la rascada y la otra no”, “si tuviera otra lo detengo por distribuidor”, no le da mas vueltas al asunto y continua con las preguntas personales.
“bueno váyase y que no lo vuelva a ver parqueando por acá”, recojo todo, me meto los checheres al bolsillo y rápidamente me voy por la moto, ya en el rompoi de la alpujarra me pongo a pensar que la saque barata, pues:
Deje la moto en un lugar prohibido
El seguro estaba vencido
Posesión de alucinógenos
Encontré diez mil pesos que no sabia que tenia y pude quedarme con ellos
Conocí de cerca a las victimas de mi atentado
Hace un mes grite gol en aquel rompoi y hoy se vuelve a repetir.
Ya a un paso mas lento y manejando mi tiempo regreso por la moto, pero a lo lejos veo un par de policías mal encarados, uno alto con facciones costeñas, con gafas de lentes transición, el otro bajito con pinta de rolo desabrido, acelero el paso pero éste ultimo policía me aborda “papeles!”, llevan el numero 30-1442 en el pecho, la alegría me invade pues hace rato quería verle la cara al par de victimas de mi inofensivo atentado, pero caigo en cuenta que mi seguro obligatorio esta vencido hace 13 días y mi alegria se convierte en preocupación, aun así entrego mis papeles al el señor defensor del orden publico, hace un gesto de desagrado y le señala al compañero la fecha de vencimiento del documento, a lo que él hace uso de su radio “shurrr, shurr, tiene cerca de un azul por ahí? Shurr”
Entro en pánico, pero también en piloto automático de mi amabilidad y lastimaría “señores que yo estaba de afán, mire que estoy trabajando, el seguro se venció hace solo 15 días y con esta quincena; que es en dos días pienso cómpralo, venga colabóreme, yo se que tengo la culpa pero no se va a volver a repetir” insisto repetidas veces con mi discurso, “esta zona esta prohibida para parquear y fuera de eso tenes el seguro vencido, nosotros le mandamos a decir con un lustrabotas y usted se puso de asao a ignorarlo, “shurrr, shurr, erre erre solicito la presencia del transito para que se levanten una moto shurr” dice el moderno policía de gafas transición.
Me siento en un murito a joderme el pelo y ah pensar en la cantidad de plata que me va tocar sacar para salir de este problema, en las filas, ir a los patios, encontrar media moto; olvido mi posición derrotista y mejor me pongo a poner cara de embale y continuo con la lastimaría, para mi sorpresa el señor agente dice “acompáñeme” lo sigo hasta llegar a un mini cai del cual no tenia conocimiento “esta vez lo voy a dejar ir, páseme la billetera”, hago caso con la mayor muestra de sumisión “usted sabe que si se pone a peliar con la policía tiene todas las de perder, somos mas de doscientos mil policías en Medellín”, asiento con la cabeza en total silencio, mientras tanto el rolito revisa mi billetera “estos papeles están pasados a marihuana, usted fuma?”, se me suben las pelotas a ala garganta, “si”, el que me estaba dando cátedra sobre el poderío policial interrumpe en seco “tiene ahí?”, dudo y digo que no “haber una requisa y pásele la maleta a el” me levanto de mi asiento y pongo el casco en el piso, con el chaleco en el interior
Después de una requisada exhaustiva el ilustre señor catedrático desprende un papelito de una libreta y saca un lapicero con el logo de la policía nacional del bolsillo de su camisa; comienza a preguntarme mis datos y los de mi familia a lo cual respondo con un sinfín de mentiras mientras me las grabo por si piden rectificación mas adelante.
El pequines de la sabana Bogotana, riega todo el contenido de la maleta encima de una mesa “vea ahí tiene plata” un billete de diez mil pesos remojado y muy doblado “uy yo pensé que se me habían perdido, gracias” y los agarro, “haber sáquese todo lo que tenga en los bolsillos”, saco papelitos arrugados con notas, unas llaves sin llavero, 5 mil pesos, unas frunas verdes, y una candela roja, “recoja eso”, por ultimo se dirige al casco; me jodi, pensé, esculca y efectivamente encuentra mis preciadas hierbas ilegales (2 bolsas, una de ellas con una pata) “no, no, no pa acabar de ajustar, tenes droga” dice el fisgon, yo sigo con mi actitud impávida, “es que una es la rascada y la otra no”, “si tuviera otra lo detengo por distribuidor”, no le da mas vueltas al asunto y continua con las preguntas personales.
“bueno váyase y que no lo vuelva a ver parqueando por acá”, recojo todo, me meto los checheres al bolsillo y rápidamente me voy por la moto, ya en el rompoi de la alpujarra me pongo a pensar que la saque barata, pues:
Deje la moto en un lugar prohibido
El seguro estaba vencido
Posesión de alucinógenos
Encontré diez mil pesos que no sabia que tenia y pude quedarme con ellos
Conocí de cerca a las victimas de mi atentado
Hace un mes grite gol en aquel rompoi y hoy se vuelve a repetir.
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